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MADRID BRUTAL. Antón Capitel.
Pasajes de arquitectura y crítica. Nº 25. Marzo 2001. pgs 40-41
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Varias veces recorrieron las holandesas perdidas en movimiento pendular la M-30 sin encontrar la salida de Andalucía[...]
Así vieron las pequeñas colonias de casitas cúbicas de cubierta a cuatro aguas, con sus jardines de muñecas, dando a una empedrada calle cortada al sesgo por la M-30. Vieron los grandes edificios de las multinacionales asomando arrogantes por encima de las casitas. Vieron la ciudad de bloques abiertos, todos paralelos y estrechos, mirando al sol como rebaños de inmuebles. Pasaron por debajo de los gritos de la hinchada futbolística...
Las holandesas perdidas. Elogio de la M-30
Gabriel Ruiz Cabrero
Revista del COAM nº 235 marzo-abril 1982 pgs.51-53
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Ahora lo sé muy bien. Era la correspondencia entre la escala de la estructura portante -real o aparente_ y la del edificio.
En una torre, para Oíza, el problema de la estructura portante es el factor más determinante de su forma. No hay más que recordar Torres Blancas. Pero todos sabemos que una estructura, aún la de una torre, puede muy bien consistir en una retícula de pilares suficientemente arriostrada.[...]
Más que ninguna otra, a Oíza le seducía la Torre de los Caballeros de K. Roche. Existía más de una razón. La primera era esa megaestructura -por otro lado presente en Louis Khan o en Kenzo Tange y tantos metabolistas- que en el caso del Banco de Bilbao no sólo resolvía un problema de escala, sino que también resolvía muy razonablemente el apoyo en el terreno, salvando el túnel del ferrocarril que atravesaba en diagonal el solar, con las pilas que forman la megaestructura.
Otro motivo de la torre de los Caballeros que seducía a Oíza era la coincidencia entre estructura portante y espacios servidores, tan del afecto de Louis Kahn. [...]
Una última razón era esa presentación de apilado de plantas.[...]
Por último, en la torre de los Caballeros existía un problema de escala. Allí estaban los pilonos a la escala del edificio y estaban también las vigas horizontales que constituían la escala de la planta y, por lo tanto, la del ser humano. Pero faltaba una escala intermedia que relacionase una con la otra.[...]
Propone varias plataformas hiperestáticas de hormigón en las que apoyar o colgar bandejas muy esbeltas de acero. La torre se constituirá en sectores de cinco plantas colgadas o apoyadas en dichas plataformas de hormigón. De esta manera, una de cada cinco plantas, un veinte por ciento del edificio, puede quedar sin pilares, diáfana. Frente a la enorme tentación de colgar las bandejas de las plataformas, Oíza decide apoyarlas, constituyendose en planta libre la inmediata inferior a la plataforma, y ganando así todo el espacio de su entrevigado. [...]
...Sáenz de Oiza y la evolución del B.B. son para nosotros una caja de sorpresas. Pero él podría contestarnos lo mismo que Walt Witmann:
"¿Me contradigo quizás? bien, entonces me contradigo. (Soy vasto, contengo multitudes.)"
La conexión americana.
...Sáenz de Oiza y la evolución del B.B. son para nosotros una caja de sorpresas. Pero él podría contestarnos lo mismo que Walt Witmann:
"¿Me contradigo quizás? bien, entonces me contradigo. (Soy vasto, contengo multitudes.)"
La conexión americana.
Alfonso Valdés.
Revista del COAM 228 ENE-FEB 1981 pags 32-37
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